Una mujer de los años 30

Hoy os habla una mujer a la que le tocó nacer en el año 37 y donde la mentalidad social era muy diferente a la de hoy.

En aquellos años la Educación era diferente para hombres y mujeres, a los hombres los educaban para trabajar en el ámbito público mientras que a las mujeres las relegaban al ámbito privado, donde solo nos permitían ser «amas de casa». 

Yo fui una niña huérfana, me criaron mis abuelos paternos, los cuales tenían una mentalidad muy atrasada y tradicional, recuerdo a mi abuela que con todo el cariño del mundo me decía que  las mujeres tenían que ser buenas amas de casa y que para eso no nos hacía falta saber leer o escribir, que eso era «cosas de hombres». También me decía que la mujer cuando se casaba tenía que obedecer a su marido, complacerlo y ser cariñosa. Y yo pienso que lo que realmente nos pedían y nos inculcaban es que fuéramos sumisas al hombre y ocupar el último lugar en la sociedad, y eso es muy triste porque todos somos iguales. 

Yo he sido siempre una mujer luchadora e inconformista con estos valores que la sociedad me estaba enseñado en esos momentos, por eso cuando me case me propuse hacer las cosas de manera diferente. Tuve a mis hijos y los eduqué en la igualdad entre hombre y mujer. Recuerdo que todos los miembros de la familia, y cada uno en la medida de sus posibilidades, participábamos de las tareas del hogar, los niños todos los días hacían sus camas y ordenaban sus habitaciones, los platos los fregaban cada día uno y el sábado se hacía limpieza general en la casa.

Por todo ello fui muy criticada entre algunos familiares y amigos e incluso por mi marido, a quien le intentaba hacer comprender estos nuevos valores pero él seguía siendo muy tradicional. Y aunque falleció sin saber encender la hornilla, en alguna ocasión colaboró en casa cuando poníamos y quitábamos la mesa. 

El resultado de todo esto es que hoy me siento muy orgullosa de mis hijos, los prepare humanamente lo mejor que supe y les transmití unos valores de igualdad que hoy en su día a día se les reconocen.

Es triste como hoy en día conocemos del maltrato que sufren muchas mujeres, los hombres son más agresivos y muchos de ellos acaban matándolas, sin embargo hay hombres que también sufren malos tratos en silencio y que no denuncian por vergüenza al qué dirán. Estas situaciones no se pueden permitir.
Pienso que hay que educar desde niños, en la libertad e igualdad de las personas, con los mismos derechos entre mujeres y hombres y el día que esto lo consigamos, podremos vivir mejor. ¡No seamos pasivos! ¡Trabajemos juntos! En la libertad e igualdad haremos una vida más agradable a nuestros hijos.

                                                                               
 María Fernández Espinola

1 comentario:

  1. Todo un ejemplo a seguir.
    Después de leer esto me doy cuenta de que también gracias a personas como María que han luchado en silencio hemos ido avanzando hacia la igualdad. Mujeres que desde el anonimato han sido capaces de inculcando estos valores a sus hijos, aportando así su granito de arena en esta lucha.
    Es una pena ver que todavía, incluso en parejas muy jóvenes persiste esa mentalidad retrógrada y que aún existen mujeres que se sienten propiedad del hombre. ¿Cuando acabaremos con esta absurda desigualdad?

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